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jueves 22 agosto 2013 77 Vistas

Entre el péndulo y la semilla


Por Dante López Foresi

La aparición de Sergio Massa como candidato que ocupó el centro del escenario en las Primarias, generó un cimbronazo político indudable en el oficialismo y en los demás sectores de la oposición.

A más de diez días de los comicios, nadie puede asegurar que posee una lectura clara de los resultados. Por lo pronto, las motivaciones de los electores que votaron por Massa parecen ser un llamado de atención para el gobierno, en áreas del manejo del Estado que fueron cuestionadas por programas periodísticos de alcance masivo.

Pocas veces la sociedad permaneció tan ajena a una campaña electoral como en las PASO 2013. Por ende, no se puede afirmar que la derrota del kirchnerismo en distritos del conurbano sea un voto castigo a gestiones locales. Muy por el contrario, esa ajenidad social es un indicio de la nacionalización del voto en, a no olvidarlo, elecciones de medio término, que siempre suelen ser adversas para los oficialismos.

Pero, ya en marcha la campaña por los comicios definitorios de Octubre para determinar como quedarán conformadas las cámaras legislativas durante los últimos dos años de mandato de Cristina Fernández, los argentinos comienzan a requerir definiciones más concretas por parte de los candidatos, sin distinguir entre ganadores y perdedores de las PASO.

Es allí, justamente, donde la mayoría de los postulantes comienza a "hacer agua". Recordando la célebre frase "yo tengo un plan" de Francisco De Narváez en 2009, que fue el comienzo de dos años de virtual parálisis legislativa en un Congreso con mayoría opositora, tanto Massa cuanto Martín Insaurralde no parecen superar demasiado la indefinición conceptual del "Colorado".

Nadie sabe a ciencia cierta qué significa esa "teoría del péndulo" esgrimida por el intendente de Tigre como frase de campaña, ni qué tipo de "semilla" fue plantada por el electorado, como aseguró el ganador de las PASO.

Por el lado kirchnerista, Martín Insaurralde no se queda atrás en frases hechas y ausencia de imaginación a la hora de hacer propuestas concretas, que demuestren que realizó una correcta lectura de las urnas. El intendente de Lomas de Zamora insiste en responder con los logros del gobierno nacional y con el fantasma de 2001 ante cada pregunta que tiene que ver con cuestiones puntuales, como inflación, inseguridad o cepo cambiario, que parecen ser tres de los motores principales de los votos adversos. Esa indefinición conceptual, que contrasta notablemente con los discursos enérgicos y repletos de definiciones de Cristina, pretende ser reemplazada con actos concretos de gestión y con el gobernador Daniel Scioli poniéndose la campaña al hombro.

Justamente respecto de medidas concretas y, en lo que se refiere a Ganancias, fuentes del Gobierno aseguraron a Agencia El Vigía que en los próximos días enviarán al Congreso un proyecto de Ley para que el mínimo no imponible sea aumentado dos veces por año, en los meses de Marzo y Septiembre, propuesta similar a la de la iniciativa presentada por el diputado Héctor Recalde.

Otra de las medidas previstas es la de gravar la renta financiera, tomando como referencia un proyecto elaborado hace tiempo por el legislador Carlos Heller, pero no para reemplazar Ganancias, sino como complemento legal para mostrar un sistema tributario más equitativo. Es que el Impuesto a las Ganancias permite al Estado recaudar cerca de 55 mil millones de pesos, contra los "magros" 7 mil millones que se recaudarían gravando la renta financiera.

Volviendo a la campaña, la estrategia de Massa está regida por el marketing, las entrevistas poco incisivas en medios opositores al gobierno y los lugares comunes, aún sin definición tajante en las propuestas. La de Insaurralde, por el temor a volver al pasado y la capacidad de gestión del gobierno nacional, pero con una ausencia notable de una correcta estrategia de comunicación, área en la cual el gobierno nacional (y, para ser francos, casi todos los políticos desde siempre) no muestra demasiada habilidad.

Todo hace suponer que Cristina intenta tomar medidas concretas, en base a su lectura de los temas por los cuales muchos argentinos que la votaron en 2011, esta vez le formularon un llamado de atención: Ganancias, aumentos de precios, informalidad laboral y transporte, entre otros ítems. En todos los casos, asignaturas pendientes reconocidas por casi todos los dirigentes oficialistas. Aún es un misterio el contenido de las medidas en cada área, salvo las mencionadas más arriba.

En tanto, la máquina mediática en poder de los mismos grupos económicos que apuestan por recetas que les permitan volver a ser privilegiados, no descansan. Desde cataratas de denuncias sin una correcta ratificación judicial hasta diagnósticos psiquiátricos irresponsables realizados mirando a la lente de cámaras de televisión que, como hace varios años, siguen captando el aura odiosa de una prensa vergonzante.

Es de esperar que en las próximas semanas, los candidatos sean explícitos en las propuestas que llevarán al Congreso, las legislaturas provinciales y los concejos deliberantes, en caso de ser electos en Octubre. Los estrategas de campaña opositores parecen estar esperando las medidas del gobierno nacional para definir los pasos a seguir y el disfraz que deberán ponerse sus candidatos ante el electorado.

Aún contra su voluntad, el oficialismo está cayendo en la trampa opositora de darle a estas elecciones de medio término una connotación definitoria de la sucesión presidencial de 2015.

La sociedad debe estar preparada para neutralizar los pre avisos de "caos" y "dificultades de gobernabilidad" que algunos comunicadores definida y claramente opositores auguran por estas horas, sirviendo a los intereses económicos e ideológicos que representan desde hace varios años. Mal que les pese, el kirchnerismo es el proyecto político que más tiempo ha durado en toda la historia argentina. Y mal que le pese al kirchnerismo, en las PASO la sociedad le hizo un reclamo y llamado de atención que debe ser atendido y, el rumbo de algunas cuestiones puntuales, debidamente corregido.

Y toda la dirigencia debe entender que la sociedad, a diferencia de los políticos, es la única que parece entender que para 2015 faltan dos años y que los intérpretes de sus votos intentan, en muchos casos, hacer un uso mezquino y sectario de los reclamos que los argentinos realizan cada vez que votan en elecciones legislativas. La historia demuestra que, cuando se trata de elecciones Presidenciales, no alcanzan los spots de campaña.

Las semillas no se siembran sólo cuando se vota, sino cada día cuando se gobierna. Pero también cuando se ejerce oposición. Y el pueblo, juzga a todos por igual. Creer que, porque se ganaron unas Primarias, en un caso, o porque se recuperaron derechos, en el otro, se convierte a los argentinos en cautivos, es una ingenuidad que ningún dirigente puede darse el lujo de padecer.

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